Comencé a escribir de lo de siempre. De la ausencia y el desamor. Con monosílabos. Palabras entrecortadas. Pensamientos obcecados en el pasado y el olvido.
Balbuceaba. Me caía la baba por la quijada. Y me rascaba el ombligo cada dos segundos. Al ritmo del bombo de aquella canción de aquel grupo vasco. Recogiendo ceniza del suelo. Mirando hacia un lado para saber la siguiente letra. Midiendo cada sílaba asonante. Porque en mi vida nunca uno más uno fueron dos.
Continué escribiendo de lo de siempre. De esa chica de la que siempre describía. A la que nunca hablaba. A la que contaba mi amor por relatos que nunca ella leería. Relatos sin remitente. Como el chico que pensaba en la luna. El que se escondía por el parque mientras mascullaba imposibles en su cabeza.
La miraba continuamente. Desde medio metro y desde la distancia. La semana pasada o las venideras. No tenía ningún problema en reconocerlo: la amaba desde que era un adolescente. Y sabía que ella no. Que sólo le veía como el chico pequeño con conversaciones amenas y risa fácil.
Le dio igual. Porque continuó escribiendo de lo de siempre. De la ausencia y el desamor. De la felicidad. Una felicidad que ya era plena. Pero que podría serlo más. Si ella quisiera… Si él se lo dijera…
Kip.
PD: No sé si me habrá quedado muy bien, pero la foto hace referencia a la película de Woody Allen, 'Match Point', ya que estoy de acuerdo con una de las tesis principales de la peli: la vida es como en el tenis, todo puede cambiar si la pelota toca la red y entra o no al otro lado de la cancha. Si hay suerte o no.
PD2: De Kip: "Porque continuó escribiendo de lo de siempre".
Balbuceaba. Me caía la baba por la quijada. Y me rascaba el ombligo cada dos segundos. Al ritmo del bombo de aquella canción de aquel grupo vasco. Recogiendo ceniza del suelo. Mirando hacia un lado para saber la siguiente letra. Midiendo cada sílaba asonante. Porque en mi vida nunca uno más uno fueron dos.
Continué escribiendo de lo de siempre. De esa chica de la que siempre describía. A la que nunca hablaba. A la que contaba mi amor por relatos que nunca ella leería. Relatos sin remitente. Como el chico que pensaba en la luna. El que se escondía por el parque mientras mascullaba imposibles en su cabeza.
La miraba continuamente. Desde medio metro y desde la distancia. La semana pasada o las venideras. No tenía ningún problema en reconocerlo: la amaba desde que era un adolescente. Y sabía que ella no. Que sólo le veía como el chico pequeño con conversaciones amenas y risa fácil.
Le dio igual. Porque continuó escribiendo de lo de siempre. De la ausencia y el desamor. De la felicidad. Una felicidad que ya era plena. Pero que podría serlo más. Si ella quisiera… Si él se lo dijera…
Kip.
PD: No sé si me habrá quedado muy bien, pero la foto hace referencia a la película de Woody Allen, 'Match Point', ya que estoy de acuerdo con una de las tesis principales de la peli: la vida es como en el tenis, todo puede cambiar si la pelota toca la red y entra o no al otro lado de la cancha. Si hay suerte o no.
PD2: De Kip: "Porque continuó escribiendo de lo de siempre".
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