Aniversario Necio

martes, 5 de agosto de 2008

Sin pestañas


(Foto: 100x100bella.blogspot.com)

Me sentía como aquel libro de Nabokov. Como el personaje de Timothy Hutton en Beautiful Girls. Un joven viejo que sentía celos del chico alto que la cogía por la cintura.

Los veía desde una distancia prudente. A diez metros. Haciéndome el despistado. Poniendo la sonrisa más falsa que mis maltratados dientes jamás pudieran haber ideado. Encendiéndome un cigarrillo para que mis incrédulos ojos confirmaran in situ que mis temores se habían convertido en pesadillas.

Todo sucedió mientras yo estaba sentado en mi portal. Sus labios se acercaron a los de aquel chico alto, mientras yo tiraba el cigarrillo al suelo de rabia. Cerré la puerta de golpe y miré en el espejo del ascensor mi cara carcomida por los años y el alcohol. Renegué mil veces de mi corazón antes de irme acostar.

La habitación daba vueltas. Mi cabeza, también. Todos los gestos forzados, todas las risas forzadas, todas las miradas forzadas no eran más que señuelos. Maldije que nuestros padres nos hubieran concebido en épocas diferentes. Que yo vomitara en la calle cuando ella todavía jugaba al pañuelo en el patio del colegio.

Era ya tarde. Yo ahora era sólo el viejo verde que le hacía gracia. Ella tenía su chico alto para cogerla de la cintura y morderle los labios. Yo sólo tenía la explícita pero no correspondida complicidad entre nosotros dos. Ya ni siquiera tenía sus pestañas.

Kip.

PD: De Kip: "Ya ni siquiera tenía sus pestañas".

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