Aniversario Necio

martes, 16 de diciembre de 2008

Ni los recuerdo


Fui un chico de una sola novia y muchos rollos. De demasiados silencios incómodos. Demasiadas miradas esquivadas. Demasiados lo que pudo haber sido y no fue.

Me pasaba las noches borracho sin enterarme que a todas las chicas a las que guiñaba los ojos me escupían con su sonrisa. Yo las tocaba el culo, sin el menor ánimo de robarlas un beso. A veces me empotraban contra la pared, con tal virulencia que del golpe en la espalda me daban ganas de vomitar cuando su lengua tocaba la mía. Otras, las menos, las acompañaba a su casa y metía nuestras manos entrelazadas dentro de mi bolsillo para no pasar frío. Solía despedirme con un tímido beso tras el que nunca volvía la cabeza. Demasiado alcohol en mi sangre. Demasiadas eses en mi camino.

Cuando me quería dar cuenta estaba ya en la cama mirando a las estrellas, que no paraban de dar vueltas sobre la oscuridad. Y me inclinaba porque apenas podía respirar sin que me entraran ganas de meter la cabeza en el retrete. Abría la ventana, aspiraba el aire de las alturas y me encendía un cigarrillo. Muchas veces buscaba el walkman para escuchar cualquier canción que sonara a pasado. No tenía recuerdos. Ni vagos, ni nítidos. Sólo una tremenda peste a alcohol, humo y cualquier perfume barato de cualquier chica de discoteca de última hora.

Mis chicas, mis novias, eran de una sola noche y de papeles arrugados con su número de teléfono que tiraba al suelo cuando doblaba la esquina de su calle. Probablemente me habían conocido haciéndome un porro debajo de la escalera de ese bar. Quizá se habrían acercado a bailar a mi alrededor. Seguro, me habrían empujado. Después las habría soltado alguna ironía sobre sus pestañas. Al final, me habría bajado los pantalones mientras hablaba con ellas. Al verlo, lo normal es que se hubieran reído. Dos segundos después, yo las estaría meciendo el pelo con la poca ternura que puede mostrar un alcohólico. Apenas un minuto más tarde, yo estaría mirando a la rubia con esa minifalda que entraba por la puerta. Al minuto, mi nuca se quebraría con la pared mientras las quemaba su cintura con mi cigarrillo.

Fui un chico de una sola novia y muchos rollos. La mayoría, apenas ni los recuerdo.

Kip.

PD: De Kip: "Demasiadas miradas esquivadas".

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