(Foto: http://www.ojodigital.com/)
Encontró el amor de su vida y le supo a pan rancio mojado en Cola-Cao. Una muerte segura salvada por la consulta del médico. No la quería. Ni cuando la conoció, ni cuando la olvidó. Pero sólo lo supo con el tiempo. Cuando pasaron los días suficientes como para no sentir la tristeza de la pérdida de lo cotidiano. Cuando cada segundo objetiviza los pensamientos.
Tampoco pensó si fue algo inútil, convertido en principal por la necesidad de engañar a su corazón. Hacía años que no veía al amor de su vida. Hacía minutos que envejecían sus ojeras. Se dejó llevar y cuando se quiso dar cuenta estaba atrapado en la monotonía. Una monotonía de gritos, llantos, sonrisas y polvos redentores. De amenazas de huidas. De huidas incompletas. Fue una monotonía compartida con sólo algunos momentos de nirvana. De descanso. Normalmente lejos de lo habitual.
Sintió una liberación espontánea el día que tiró el móvil contra su cama. En el instante que se levantó al servicio a las dos de la mañana. Se lavó la cara. Gritó al silencio. Abrió los ojos y se miró al espejo. Ya era libre para siempre y se puso a buscar en el cuarto cajón los poemas que había escrito al amor de su vida. Cuando todavía no le sabía a pan rancio mojado en Cola-Cao.
Un tiempo después volvió a enamorarse del amor de su vida. Y ya no le supo a pan rancio mojado en Cola-Cao. Hasta hace sólo un segundo.
Kip.
PD: De Kip: "Hacía minutos que envejecían sus ojeras".
Encontró el amor de su vida y le supo a pan rancio mojado en Cola-Cao. Una muerte segura salvada por la consulta del médico. No la quería. Ni cuando la conoció, ni cuando la olvidó. Pero sólo lo supo con el tiempo. Cuando pasaron los días suficientes como para no sentir la tristeza de la pérdida de lo cotidiano. Cuando cada segundo objetiviza los pensamientos.
Tampoco pensó si fue algo inútil, convertido en principal por la necesidad de engañar a su corazón. Hacía años que no veía al amor de su vida. Hacía minutos que envejecían sus ojeras. Se dejó llevar y cuando se quiso dar cuenta estaba atrapado en la monotonía. Una monotonía de gritos, llantos, sonrisas y polvos redentores. De amenazas de huidas. De huidas incompletas. Fue una monotonía compartida con sólo algunos momentos de nirvana. De descanso. Normalmente lejos de lo habitual.
Sintió una liberación espontánea el día que tiró el móvil contra su cama. En el instante que se levantó al servicio a las dos de la mañana. Se lavó la cara. Gritó al silencio. Abrió los ojos y se miró al espejo. Ya era libre para siempre y se puso a buscar en el cuarto cajón los poemas que había escrito al amor de su vida. Cuando todavía no le sabía a pan rancio mojado en Cola-Cao.
Un tiempo después volvió a enamorarse del amor de su vida. Y ya no le supo a pan rancio mojado en Cola-Cao. Hasta hace sólo un segundo.
Kip.
PD: De Kip: "Hacía minutos que envejecían sus ojeras".
Coincido en la posdata. Nada mas leerla he pensado en ponermela de Nick en el messenger.
ResponderEliminarMadrid nunca duerme.
Madre mia que Galatea llevo y esta noche más.
4Roses tras 4Roses.
P.D.: Y curro dentro de tres horaz
Kip, me tienes alucinado. Me gustan tus frases cortas que parecen sentencias. Me engancho cada vez que leo algo tuyo.
ResponderEliminarA Torni: La de Schuster tampoco es mal Nick de msn... Deja de beber que esta noche te espera gorda...
ResponderEliminarA Dani: Gracias...