Aniversario Necio

domingo, 20 de julio de 2008

"Voy que ni toco el suelo"


(Foto: Carlos Bonilla)

No voy a ser objetivo. Tampoco pretendo serlo. En primer lugar, porque llevaba esperando este concierto desde hace aproximadamente diecisiete años y en la primera canción sentí un mareo por el estómago que todavía no se me ha quitado. En segundo lugar, porque amo a Robe aka Extremoduro de la forma más platónica que alguien puede reverenciar a un maestro. Y que me perdonen desde Quevedo a Zorrilla, de Whitman a Poe; pero Roberto Iniesta Ojea ‘Robe’ es POETA con mayúsculas, aunque sus versos sean musicados, entre otros, por un cada vez mejor Iñaki Uoho Antón, guitarrista experimentado que hizo un pacto con no se sabe muy bien quien para formar parte de dos de los mejores –y más influyentes- grupos de la historia del estado español: Platero y tú, y Extremoduro.

Ya puedo decir, sin miedo a equivocarme, que ver a Robe en directo es un ejercicio de levitación, balsámico siempre, tan acorde a la poesía urbana que destilan sus letras. A los sentimientos mundanos y alcohólicos, sin artificios crepusculares. Todo bien compactado por una propuesta sólida a nivel musical, largamente marcada por el sonido guitarrero –cabe destacar, llegados a este punto, también los arreglos pianísticos en alguna de las composiciones, como ‘Buscando una luna’ o ‘La vereda de la puerta de atrás’- en el que Uoho personifica la perfección a base de intensos y solitarios riffs de guitarra (la lírica es de Robe, víctima de su propio reinado). Sirva de ejemplo ese final de concierto de casi cuarto de hora, con Robe ya componiendo poemas en el camerino, que entrelazó ‘Ama, ama y ensancha el alma’ con ‘Autorretrato’ y ese epitafio instrumental made in Platero. Pero mejor será empezar desde el principio.

"Se apagó el fogón, no funciona nada, ¿dónde está la luz que hay en tu mirada?". Con los primeros acordes de ‘Deltoya’, que por momentos se convertía en trozos de la tradicional ‘La tarara’, empezó la comunión entre el público que se desplazó a Cabanillas y el grupo del placentino. Una comunión que duró más de dos horas y que, en ocasiones, se convirtió en una explosión de algarabía, en una verbena donde todas las canciones eran buenas. A la archiconocidaDeltoya’ le siguió la primera canción de ese mismo disco, titulada ‘Sol de invierno’ y esos versos dinámicos de “y tu calor es como el sol en una cama fría en una noche de un invierno”. Otro clásico, ‘Historias prohibidas (nos tiramos a joder)’ y su “sucedió hace mucho tiempo atrás”, dejó paso a uno de los hits de la última década del grupo: ‘Golfa’. Mientras el público –que acudió masivamente- acompañaba a la banda con su “y yo estoy medio loco también”, Robe aprovechó para avisar de que llegaban dos trozos de la canción de su nuevo disco, ‘La ley innata’, sin fecha de publicación.

El interludio, titulado ‘Dulce introducción al caos’ y que cuenta con versos tan bellos como “la canción de que el tiempo no pasara, donde nunca pasa nada”, sirvió para confirmar que Robe sigue componiendo frases atemporales y que la banda goza de un directo que mejora con los años. Y, lo que es más importante, de anticipo de una de las partes más vibrantes del directo, a modo de previa al habitual descanso de veinte minutos que Extremoduro tiene en sus conciertos para que cada uno “haga lo que quiera”. El teclado de ‘Buscando una luna’ y su “¡a veces todo es tan normal!”, y de la simplemente preciosa ‘La vereda de la puerta de atrás’ y su “y mi ejército no tiene bandera, es sólo un corazón”; fueron el anticipo de la coreada ‘Quemando tus recuerdos’ y su “me acuerdo de sus caricias y la memoria me engaña”. “He aprendido, de estar solo, a llorar sin molestar” de la versión directo del álbum ‘Pedrá’ fue el colofón de casi una hora de música antes del citado descanso habitual.

Tras veinticinco minutos de gustosa espera, Extremoduro regresó al escenario para afrontar del tirón la parte central del show. “Mi corazón, que lo perdí en un mes de mayo” de la canción ‘Tu corazón’ sonaba en la garganta de un Robe celestial que recurrió a uno de los colores principales del budismo (el naranja) en su visita a Cabanillas. Después, ‘Sucede’ y su “yo me quedé con su olor, ella me arrancó la piel” que se entrelazaron con el ‘Amor castúo’ y su “me levanté hasta los huevos de vivir, te vi pasar y ahora ya vuelvo a sonreír”. Preludio de las también coreadísimasStandby’ y su “quiero fundirme en tu fuego como si fuese de cera” y, ‘A fuego’ y su “¿dónde están los besos que te debo? En una cajita”.

El receso siguiente vino con ‘J D La Central Nuclear’, vestigio extremeño de su segundo disco que acabó con un “ojalá que exploten todas”. Todo para volver a animar a un público que nunca había decaído de cara a la parte final del concierto: ‘Pepe Botika’ y su “y las fronteras se las salta tos los días”; ‘So payaso’ y su “me tiemblan los pies a su lado”; la chamánicaJesuscristo García’ y su “y perdí las cuentas de las veces que te amé”; y, por último, el delirio de gargantas con ‘Puta’ y su “me subo a las estrellas y me tiro de cabeza”. Simplemente, asombroso.

Apenas hubo que esperar tres minutos para un intenso bis que contó con la esperadísima ‘Salir’ y su “voy que ni toco el suelo y espanto hasta las nubes”. El cenit lo puso la happysta y bailada ‘Ama, ama y ensancha el alma’ que acabó siendo un híbrido de ‘Autorretrato’ con un digno final de Uoho Antón rememorando su época Platero. Con Robe ya fuera del escenario, en el mundo de los poetas. Un mundo del que consiguió escaparse durante casi dos horas y media. Para regalarnos su poesía. Esa que nace desde sus entrañas. Desde sus cojones. Desde su alma. La misma que ha hecho a base de “droga y amor”, aunque, precisamente, fuera ese el poema (‘Necesito droga y amor’) que más eché en falta. Da igual. Ayer vi la POESÍA con mayúsculas. Me miró a los ojos. Me embriagó. Y desde entonces “voy que ni toco el suelo”.

PD: Torni, que estaba trabajando de fotógrafo en el concierto, me ha prometido una foto de Robe ayer. Cuando me la mande, la subiré a esta entrada. Gracias, Torni.

PD2: De Robe, claro está: "Y perdí la cuenta de las veces que te amé".

9 comentarios:

  1. Torni (desde el trabajo)21 de julio de 2008, 2:50

    Es que tu también tienes unas horas para escribir...

    Las tienes en el correo.

    Luego realizaré mi aportación a la entrada.

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  2. Muchas gracias, Torni, ahora mismo las subes... Me tienes que contar tus avances...

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  3. Torni (desde el trabajo)21 de julio de 2008, 7:37

    Increibles señor Dejota ni yo me los esperaba, ya te contaré.

    Por cierto, voy a escribir mi punto critico de vista del concierto. Luego por la noche te lo mando (para adjuntar la foto)

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  4. Ok, Torni... Tienes que contarme... Y me da a mí que tu punto crítico va a tener más que ver con la organización y lo mal que os trataron a los fotógrafos...

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  5. Es una crónica emotiva, hecha con devoción. Me ha gustado. Por las canciones que toca, a partir del parón debió de ser un concierto increíble...

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  6. Gracias, Alvarín... No soy objetivo, ni pretendo serlo, pero para mí el concierto fue la caña...

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  7. Bueno, pues poco más que añadir a la crónica de Deejay... el concierto fue acojonante, sin más. La verdad es que tenía algo "olvidados" a Extremo últimamente y me removieron algo por dentro en cuanto empezaron con Deltoya. Fue un subidón que duró dos horas y pico y cuyos efectos aún no han desaparecido del todo... Impresionante. Volveremos a verlos!

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  8. Por cierto, un placer haber conocido a unos cuantos necios en persona!

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  9. Un placer haberlo vivido contigo, hermano!

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