(Foto: http://www.alfonsojimenez.com/)
Se ha hecho de rogar, pero Diego me manda un precioso artículo de su recién visita a tierras gaditanas, donde ha pasado unas intensas aunque cortas vacaciones junto, entre otros, a dos de los habituales colaboradores del blog, David aka Breeze y Alvarín. Gracias, Diego. Os dejo su artículo:
Cádiz, ese micromundo del sur...
Breve, pero profunda. Humilde, pero grande. Y así podría seguir durante varias líneas, sin cansarme de describir ese micromundo del sur tan maravilloso llamado Cádiz. El agua entrando hasta tus pies en la bahía de San Fernando. La vista del mar, adentrándose en el horizonte, con la majestuosidad de la ciudad gaditana a su orilla. A cada lado, Puerto Real y el Puerto de Santa María. Esa fue la última vista que pude contemplar desde el hotel Bahía Sur, de San Fernando. Una vista fácil de contemplar, pero imposible de olvidar. Volveré, lo prometo.
Tierra que vio nacer al gran José Monge Cruz, más conocido como Camarón de la Isla. Algo parecido a un Dios en la Tacita de Plata. Y me doy cuenta de ello mientras degusto las tortillas de camarones de la Venta de Bargas, Allí, entre cerveza y cerveza y rodeado de fotos del mejor cantaor flamenco de todos los tiempos, me doy cuenta de que el tiempo puede retroceder. Fotografías de sus conciertos, de sus amigos, de su familia, de su último concierto -antes de que aquel maldito cáncer se lo llevara por delante-, así me lo hacen pensar. Pero él sigue viviendo. Así es Cádiz. Así es San Fernando. Así es la Venta de Bargas. Un museo de Camarón y un lugar de obligada visita si eres fan del flamenco.
Tras cinco días en tierras gaditanas, rodeado de una compañía excepcional, toca volver a la dura rutina. Dura, porque es difícil despertar y que lo primero que veas no sea el mar. Dura, porque los recuerdos felices son los más tristes, al no poder estar allí. Y dura, al fin y al cabo, porque la sonrisa de cada persona que allí me acompañó vale millones. Cada gesto, cada abrazo, cada beso... se echa de menos. Mucho. Pero prometo que volveremos. Visitaremos de nuevo el Carranza, volveremos a gritar en la playa y ellos volverán a no dejarme dormir con sus voces. Y entonces, cuando nos toque volver a la rutina, regresaré de nuevo con lágrimas en los ojos. Tal y como esta vez. Volveremos, lo sé.
Diego.
PD: De una de mis canciones preferidas del gran Camarón: "Como el agua clara que baja del monte, así quiero verte de día y de noche".
Qué grande que estuviste en la Venta de Bargas!!!!!!!
ResponderEliminarCádiz es una ciudad con encanto y la puesta de sol desde la Caleta es impresionante.
ResponderEliminarTambién es de obligada visita Conil de la frontera, Playa del Palmar, etc.
Vuelvo en agosto allí. Espero seguir descubriendo lugares con encanto
Pues pásalo bene, Bea...
ResponderEliminarDieguito,me ha pasado con el último párrafo lo mismo que con el mail...eres un crack amigo
ResponderEliminarCuéntalo, Alvarín, para que sepamos todos lo que te ha pasado... PD: Diego crack!
ResponderEliminarNo no, eso se queda ahí. Es más, no sé casi porque he puesto el comentario porque Diego probablemente no lo lea...
ResponderEliminarLo leerá, tú tranquilo...
ResponderEliminarTranquilo, Álvaro, que Diego sí que ha leído tu comentario. No era mi intención que te pasase lo mismo que con el mail, jejeje.
ResponderEliminarDecirte, Bea, que me has ganado con lo de Conil. Es un lugar fantástico, con unas playas de arena blanca y mares de agua azul preciosos. Y por supuesto, Deejay, la Venta de Bargas es, simplemente, espectacular.
PD: Gracias por los halagos. Sé que no los merezco...
Los mereces, los mereces...
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