Aniversario Necio

lunes, 7 de julio de 2008

La fuerza superó a la belleza


(Foto: www.adn.es)
La fuerza superó a la belleza y dejó sin un trozo de historia a aquel que la nutrió durante un lustro. Aquel que trazó líneas imposibles con su revés. Aquel que tuvo una derecha que servía para aniquilar rivales al tiempo que mecía el pelo de cualquier dama. Sin pasos atormentados, sólo con pequeños vals que amontonaban la perfección en su figura. Tan lejano para todos aquellos que aprendimos a amar Wimbledon cuando Pete Sampras, un americano corriente que durante muchos años vengó sus fracasos parisinos superando a los Agassi o Courier que se le cruzaban por el camino, acumulaba copas y halagos con su saque y volea.
Y fue también en la hierba usada de ese santuario londinense al que amamos donde conocimos la belleza infinita. El aire dinástico en el servicio. El revés milimetrado, aunque sin esfuerzo. Como el que ni siquiera mueve un dedo para gobernar el mundo. Una figura que se agigantó con su derecha, perfecta, meridianamente lineal, hasta llegar a ser el mejor de la historia. Por lo menos durante cinco años en los que el tenis se convirtió en arte. En horas al nivel de cualquier cuadro renacentista. Hasta ayer.
Porque ayer el esfuerzo tuvo recompensa. Y llegó un chaval con perfil griego para acabar con el reinado de la belleza, de la perfección, del arte. Ganó el esfuerzo porque lo merecía. Porque ese chaval merece cualquier cosa que se proponga. Por su inigualable carácter competitivo. Por su testaruda manera de jugar. Por creer en sí mismo. Por tener una mentalidad privilegiada. Y, claro que sí, por tener una calidad innata al alcance de unos poquitos privilegiados.
Gracias Nadal porque ya eres el mejor. Gracias Federer por ser el mejor de la historia. Gracias por demostrarnos que en los duelos también puede existir la amistad. Por ser respetuosos en la victoria y en la derrota. Gracias por disputar la mejor final de la historia de mi torneo preferido desde que McEnroe retiró a Bjorg. Lo de ayer fue inolvidable. Vuestros duelos permanecerán para siempre. Gracias Roger por hacerme disfrutar del tenis. Gracias Rafa por emocionarme como nadie lo había hecho nunca.
Os dejo también el link con la mejor crónica que, para mí, se ha hecho de la final de ayer:
PD: No sé si te das cuenta.

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