Leo con incredulidad, desconfianza y miedo, la última propuesta del Ayuntamiento de Guadalajara para mejorar la seguridad en las calles: la instalación de videocámaras como medida que evite el vandalismo callejero. E, irremediablemente, me imagino a Román y sus ecuaces, como si de un capítulo de Los Simpsons se tratara, tomando decisiones en su castillo de marfil mientras se fuman grandes puros cubanos y desperdician el coñac por la alfombra.
Aunque, lejos de intentar trivializar con este tema, lo que realmente viene a mi memoria es George Orwell y su 1984. Porque, la verdad, no es un tema para trivializar, sino el lamentable desencadenante de una tendencia política ancestral y terrorífica. Ya lo han podido leer en este blog con anterioridad, pero no por ello deja de ser más criticable: poner videocámaras en las calles es la peor forma de todas de coartar la libertad de los ciudadanos. El problema es que al Consistorio no parece bastarle con acumular una errónea decisión tras otra, aumentar la vigilancia policial –siempre he defendido el buen trabajo de los cuerpos de seguridad, pero sigo sin entender como hay efectivos para impedir el acceso de la juventud a un recinto y como no hay suficientes agentes para impedir los robos o acosos sexuales- o prohibir a toda costa el botellón. No, el alcalde Román quiere ser el ‘gran hermano’ de unos ciudadanos que deben empezar a arrepentirse de todos los votos que le dieron hace casi un año. Yo, al menos, lo haría.
Quizá al Alcalde se le han subido los efectos de una victoria inesperada o eso me gustaría creer a mí. Prefiero pensar que sea una resaca mal llevada a una política de identidad, de unos valores sustentados en el siempre eficiente mensaje del miedo. Un mensaje que sirve para mantener el poder –que se lo digan a George W. Bush-, pero que bordea la línea más débil de la ética. Porque, piénsenlo, ¿Qué será lo próximo? ¿Grabaciones telefónicas? ¿Un chip implantado en el cuerpo para saber en cada momento donde te encuentras? Prefiero no pensarlo.
Nunca se equivoquen: siempre defenderé la seguridad, mas dudo que tenga que provenir de la negación de la libertad. Yo por si acaso quemaré mi dvd de V de Vendetta por si me declaran terrorista y destruiré mis canciones de Madonna por si me meten en la cárcel al considerarme homosexual.
PD: Y hablando de políticos, también habrá que criticar la actuación del Gobierno español con la huelga de transportistas. Primero por debe (alimentar excesivamente la teórica libertad de los piquetes) y después por exceso (represión policial para acabar con un problema creado, en parte, por sus nulas decisiones al respecto). Por favor, un poco de diálogo y sentido común. Lo siento, pero después de ver las noticias no me sale hablar de la Eurocopa.
PD2: La felicidad se consigue con objetivos sencillos.
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Hoy voy a cenar en una terraza, puedo pedir una cerve? o las cámaras enviarán a los maduros? calla, que las terrazas pagan religiosamente sus impuestos...
ResponderEliminarY yo también pago religiosamente mis impuestos...No es entonces una injusticia que yo no pueda hacer botellón??? PD: En la plaza de San Esteban creo que ya hay cámaras.
ResponderEliminarPero la copa de un botellón te puede salir a 1 euro? y en los bares/terrazas a un poquito más. Esa diferencia que pagas, aparte de los impuestos, debe ir a algún sitio. De dónde te crees que sale el dinero para instalar y comprar las cámaras?
ResponderEliminarJajaja...Pues seguro que de la Junta no...jajaja...Quizá sea del polideportivo de Aguas Vivas, ese que está parado por falta de dinero...jajaja... Me río por no llorar. PD: Esta noche quiero botellona!
ResponderEliminarPues vete desenchufando cámaras...
ResponderEliminarLo haré. Aunque al final tendré que limitarme a hacer las botellonas en mi casa...Claro que a partir de cierta hora también viene la policía...
ResponderEliminarCuánta poli pasó ayer y en cuánto tiempo por la plaza de San Esteban? de momento no tienen cámara, así que tiran de efectivos...
ResponderEliminarEdu, pasó mucha, mucha poli. Qué pena que luego no estén para otras cosas!
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