Daba vueltas en la cama y miraba el extraño juego de luces que se formaba en su habitación. Sombras de objetos deformados, fotos rebosantes de talento. De chicas a las que amaba. De paradigmas tan ideales como para ser ciertos. Nunca tendría el valor suficiente para estar a su lado. Ni tampoco quería que eso sucediera.
La miraba mientras sujetaba con su mano izquierda la lámpara y entornaba sus ojos, los más bonitos del mundo, al techo con su cabello ondulado pero liso recorriendo sus hombros. Media sonrisa brillante y un pecho sobresaliendo entre el sofá. La ventana abierta de par en par. El azul oscuro de una fría noche de otoño mezclándose con el verde sesentero de su habitación.
Se quedaba sin aire. Sin metáforas. Simplemente sin aire. Y se levantaba para sacar su cara por el balcón mientras miraba al horizonte. A ese punto insignificante en el que estaba ella. En el que estaba ella sin saber que él la vigilaba a escondidas. Con el lamento del que sabe que no quiere nada. La certeza del que lo tiene todo.
Y pensaba en viajes imposibles. Comenzaría por África y recorrería el mundo. Sin dinero. Sólo con la ilusión del que ya ha perdido todo. Del que lo tiene todo. Del que es capaz de ser feliz sólo con el ruido de la ausencia. La necesidad de lo trivial. La sensación más placentera de la imaginación.
Si fuera capaz de darle el beso más largo del mundo. Si fuera capaz de detener el tiempo en el mismo momento en que ella se iba. Si fuera capaz de no quedarse callado cuando sus ojos, los más bonitos del mundo, le miraban fijamente. Si fuera capaz de que no le temblaran las piernas cuando ella le acariciaba la cara. Si fuera capaz de no ser él. Si fuera capaz de dejar de ser feliz. Si fuera capaz de hacerle esa foto perfecta.
Si fuera capaz, no sería él. Si fuera capaz, no sería tan feliz. Si fuera capaz, el próximo día la besaría sin mediar palabra. Sólo un te quiero. Sólo un no te quiero. Sólo un no te necesito para ser feliz. Porque ya lo era.
Kip.
PD: De Kip: "Si fuera capaz de que no le temblaran las piernas cuando ella le acariciaba la cara".
La miraba mientras sujetaba con su mano izquierda la lámpara y entornaba sus ojos, los más bonitos del mundo, al techo con su cabello ondulado pero liso recorriendo sus hombros. Media sonrisa brillante y un pecho sobresaliendo entre el sofá. La ventana abierta de par en par. El azul oscuro de una fría noche de otoño mezclándose con el verde sesentero de su habitación.
Se quedaba sin aire. Sin metáforas. Simplemente sin aire. Y se levantaba para sacar su cara por el balcón mientras miraba al horizonte. A ese punto insignificante en el que estaba ella. En el que estaba ella sin saber que él la vigilaba a escondidas. Con el lamento del que sabe que no quiere nada. La certeza del que lo tiene todo.
Y pensaba en viajes imposibles. Comenzaría por África y recorrería el mundo. Sin dinero. Sólo con la ilusión del que ya ha perdido todo. Del que lo tiene todo. Del que es capaz de ser feliz sólo con el ruido de la ausencia. La necesidad de lo trivial. La sensación más placentera de la imaginación.
Si fuera capaz de darle el beso más largo del mundo. Si fuera capaz de detener el tiempo en el mismo momento en que ella se iba. Si fuera capaz de no quedarse callado cuando sus ojos, los más bonitos del mundo, le miraban fijamente. Si fuera capaz de que no le temblaran las piernas cuando ella le acariciaba la cara. Si fuera capaz de no ser él. Si fuera capaz de dejar de ser feliz. Si fuera capaz de hacerle esa foto perfecta.
Si fuera capaz, no sería él. Si fuera capaz, no sería tan feliz. Si fuera capaz, el próximo día la besaría sin mediar palabra. Sólo un te quiero. Sólo un no te quiero. Sólo un no te necesito para ser feliz. Porque ya lo era.
Kip.
PD: De Kip: "Si fuera capaz de que no le temblaran las piernas cuando ella le acariciaba la cara".
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