Tenía frío y estaba cansada. Quería irse a dormir, quizá leer un rato, pero no dejaba de juntar sus perfectos labios con los de aquel chico tímido en su coche mientras en la calle helaba a cinco grados bajo cero.
- ¿Tu madre habrá bajado ya a la perra, no?- dijo de repente.- Si nos pillara ahora, me crucificaría.
- No pasa nada, ya te tiene crucificada.- le respondió.
Él no paraba de temblar. Hace años, ni siquiera hubiera pestañeado y, probablemente, estaría sudando. Ahora, no. Ahora no dejaba de temblar como si estuviera en plena Siberia.
- Tranquilo, todavía no me aburres.- continuó la chica retomando una conversación de hacía apenas una hora.- El día que me aburras, te lo diré.
Él sonrió. Quizá avergonzado por reconocer que era la primera chica a la que llamaba en muchos años. Tal vez por saber que siempre fue mejor en pequeñas dosis y que cuando la gente le conocía de verdad terminaba cansándose de él.
Aquellos pensamientos rondaban su cabeza mientras besaba esos labios perfectos. Ya no se acordaba de cuando sintió esa sensación de comodidad absoluta.
- Me voy a tener que ir ya. Como siga besándote, no me voy en toda la noche.- interrumpió él mientras la continuaba besando una y otra vez.- Tengo que trabajar.
- Sí, venga, vete.- le contestó ella con su sincera media sonrisa.
Se besaron por última vez antes de que el chico abriera la puerta del coche y se despidiera.
- Tranquila.- dijo mirándola a los ojos.- Todavía no me aburres.
- Eres tonto.- contestó ella, mientras le regaló de nuevo esa sonrisa maravillosa que no entiende de complejos adolescentes.
Kip.
PD: De Kip: "Quizá avergonzado por reconocer que era la primera chica a la que llamaba en muchos años".
- ¿Tu madre habrá bajado ya a la perra, no?- dijo de repente.- Si nos pillara ahora, me crucificaría.
- No pasa nada, ya te tiene crucificada.- le respondió.
Él no paraba de temblar. Hace años, ni siquiera hubiera pestañeado y, probablemente, estaría sudando. Ahora, no. Ahora no dejaba de temblar como si estuviera en plena Siberia.
- Tranquilo, todavía no me aburres.- continuó la chica retomando una conversación de hacía apenas una hora.- El día que me aburras, te lo diré.
Él sonrió. Quizá avergonzado por reconocer que era la primera chica a la que llamaba en muchos años. Tal vez por saber que siempre fue mejor en pequeñas dosis y que cuando la gente le conocía de verdad terminaba cansándose de él.
Aquellos pensamientos rondaban su cabeza mientras besaba esos labios perfectos. Ya no se acordaba de cuando sintió esa sensación de comodidad absoluta.
- Me voy a tener que ir ya. Como siga besándote, no me voy en toda la noche.- interrumpió él mientras la continuaba besando una y otra vez.- Tengo que trabajar.
- Sí, venga, vete.- le contestó ella con su sincera media sonrisa.
Se besaron por última vez antes de que el chico abriera la puerta del coche y se despidiera.
- Tranquila.- dijo mirándola a los ojos.- Todavía no me aburres.
- Eres tonto.- contestó ella, mientras le regaló de nuevo esa sonrisa maravillosa que no entiende de complejos adolescentes.
Kip.
PD: De Kip: "Quizá avergonzado por reconocer que era la primera chica a la que llamaba en muchos años".
Siempre me encantan este tipo de relatos de Kip...
ResponderEliminarEs que Alvarín es muy Kip...
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