La foto

- Tengo que hacerte una foto.

Es lo primero que la dijo, aunque no necesitaba realmente inmortalizar ese instante. De hecho, lo tenía ya grabado en su memoria. Esa memoria que algunos consideraban prodigiosa, pero que, en realidad, era selectiva. Los buenos momentos se los quedaba para él. Los malos eran desterrados a ese lugar donde se pierden los papeles escritos a las tres de la mañana.

Recordaba esa situación de un milímetro a otro. Una pared blanca relajante sólo interrumpida por un jarrón floreado. La calma de la música de fondo, probablemente con Antony and The Johnsons o Russian Red sonando en la minicadena. La luz de una pequeña lámpara velando la imagen. La forma de las sombras de sus manos mientras la acariciaba la cara y esa parte que le encantaba, donde la columna deja de serlo y se convierte en cuello. Su mirada. Sus ojos achinados. Su sonrisa nerviosa. Sus abrazos recostados sobre su vientre. Sus pequeños besos continuos y acompasados. Su piel. Simplemente su piel.

Indagaba por todas las zonas de su cuerpo y le gustaba todo lo que descubría. Y se avergonzaba de reconocer abiertamente que nunca jamás compartió un instante tan perfecto con nadie. Que nunca conoció a nadie lo suficientemente interesante como para querer compartir ese instante en el que se detuviera el tiempo y sólo quedaran las miradas. Se acojonaba. Ni siquiera comprendía la magnitud de alguien que puede ser capaz de conseguir cambiar el discurso de una relación. De dejar de hablar súbitamente y que sea el otro el que tenga que mantener la conversación. Prefería el silencio, las miradas, aunque sabía que las caídas son más grandes por mucho que se desee ser inseguro. Por mucho que todo sea nuevo.

Estaría preparado.

- ¿En que piensas?
- Es perfecto.

Kip.

PD: De Kip: "Y se avergonzaba de reconocer abiertamente que nunca jamás compartió un instante tan perfecto con nadie".