Sórdido

(Foto: http://www.wowdavao.com/)


Piensa en los relatos más sórdidos que puedes idear y sólo encontrarás la cara de George W. Bush. La de un profesor cabrón que te suspendió. La de una ex a la que olvidaste con cualquier chica a las siete de la mañana. Las compañías de seguros y las industrias farmacéuticas.

Las agencias de publicidad. Las marcas de tabaco cancerígenas. Los productos químicos que le echan a tu Big Mac. El último vestido de DKNY. Un deportivo descapotable conducido por aquel gilipollas del que te reías en clase y que se intentaba colar cuando jugabas al billar.

Aquella puta canción de Celine Dior, que, durante años, te obligaba a ir al lavabo a vomitar. Tu hígado infectado de calimocho. Y las risas de los que te intentaron robar las zapatillas de Shaquille O’Neal cuando tenías 14 años.

Piensa en los relatos más sórdidos y olvídalos. Olvida que alguna vez tuviste el tiempo necesario para escribirlos. Para no saber quemarlos en un papel. Porque nadie quiere recordarlos. Ni siquera tú.

Kip.

PD: De Kip: "Porque nadie quiere recordarlos".