Aniversario Necio

viernes, 14 de noviembre de 2008

No me había pasado nunca



Os aseguro que me hubiera gustado publicar esta entrada como la tenía pensada desde ayer por la noche, pero después de pelearme durante 17 horas con la informática, no puedo subir ninguno de los vídeos del concierto de ayer. Os dejo el texto con un vídeo del concierto que Russian Red hizo para Radio 3.

Ha pasado una hora y media desde que salí del concierto de Russian Red en el Teatro Moderno en Guadalajara y me ha pasado algo que muy pocas veces -por no decir ninguna- me había pasado cuando me pongo a escribir: no tengo palabras para describir lo que he visto. Sencillamente, no encuentro el enfoque, ni la forma de poder ser totalmente sincero con lo que he visto. Lo curioso de todo es que durante el concierto tenía muchísimas ideas en mi cabeza. Por ejemplo, iba a decir que Lourdes Hernández aka Russian Red algún día será estrella; pero no puedo decirlo, porque Russian Red es ya una de las estrellas más brillantes del panorama musical español. Hoy, por si tenía alguna duda, lo he comprobado en primera persona.

Quizá debería empezar diciendo que Lourdes Hernández tiene un timbre de voz al alcance de muy pocas cantantes en toda historia (así, a bote pronto, sólo se me ocurren cuatro o cinco). Un timbre -y una potencia- casi inaudita, preciosa en todas sus acepciones, que la cantante madrileña sabe modular al gusto de la rítmica y la melodía. De la melancolía y el optimismo. De la cercanía y el arrebato. De lo clásico y lo contemporáneo. Una virtud que hace de su música algo etéreo, que susurra belleza en cada sílaba... Y más si se puede escuchar en un recinto tan acogedor -en estos casos- como el Teatro Moderno.

Sin embargo, si he de ser completamente sincero, debería hablar primero de la gesticulación de Lourdes Hernández a la hora de cantar, para mí, su verdadero éxito a la hora de hacer un buen show. A cada nota le acompaña un gesto, que transmite calor, que hace meterse totalmente al espectador en la canción. Todo bajo un aspecto tímido -la madrileña prácticamente no mira fijamente al público en ningún momento-, pero una timidez cercana, cómplice, ayudada por las palabras justas -y adecuadas- entre canción y canción. Lourdes Hernández canta desde otra esfera, con un porte chamánico; pero canta serenatas preciosas. Hasta que su voz se rasga como si estuviera cantando una nana. Una nana maravillosa con la que te deseara dulces sueños.

Russian Red suena a folk acústico, pero, que nadie se engañe, no sólo es folk acústico. Russian Red -llegados a este punto, es importante reconocer la labor multi-orquestral de Charly- suena a modernidad. Desde un final pianístico a la presencia eléctrica sólo tapada con la voz de Lourdes Hernández: lo que puede conseguir la madrileña, eléctrica o acústica en mano, sólo tiene su límite en el infinito.

Por ello, no quiero hablar de preciosas versiones cabareteras de 'They don´t believe', de cómo se me erizan los pelos cuando Lourdes Hernández canta 'Nice thick feathers' o de que desde hace meses no me pueda ir a la cama sin escuchar antes 'Cigarettes'. No, no necesito hablar de ello. Ni siquiera necesito hablar de lo reconfortante que es presenciar un buen concierto -espectacular también la contextualización del argentino Lisandro Aristimuño, hombre a seguir desde ya-. No, simplemente quiero recordar una y otra vez en mi cabeza lo que he vivido hace unas horas.

Porque, sí, Russian Red es ya una estrella. Tocada por ese halo de perfección, de simetría, de preciosidad, que muy pocos han tenido a lo largo de la historia. Muy, muy pocos. Y no sé la razón, precisamente, que convierte a Lourdes Hernández en ese talento fuera de lo común; pero supongo que serán muchos aspectos: ese timbre de voz, ese gusto musical, esa gesticulación, ese aire de timidez melancólica. Lo que sea, bien está. Espero que por muchos años.

PD: Repetitiva: "Sólo tiene su límite en el infinito".

2 comentarios:

  1. Fue un gran concierto. Creo que la mayoría de los presentes salimos con la sensaciónn de agradecimiento de haber podido acudir.
    La voz de Lourdes es dificil de definir. Esa noche su voz llenaba el teatro moderno. Los asistentes mantenían un solemne silencio para poder disfrutarla.
    También hablar del telonero. A Lisandro ya le conocía por referencias de otro cantautor, Andrés Lewin. Me pareció un cantautor peculiar, original y como dice DJ a seguir desde ya.

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