Ni por un millón de euros dejaría de ser como era. Aquel borracho al que no le importaba rebozarse por el suelo a las cuatro de la mañana. El mismo que manchaba su ropa y escupía en la hierba en la que se sentaba. No dejaría por nada del mundo de ser el último en acostarse y el último en llegar al desayuno. El que odiaba las aglomeraciones y viajaba en sueños mientras se duchaba con agua caliente llena de presión. No se arrepentía de nada, ni de palabras nunca pronunciadas, ni de chicas que le acompañaban a la puerta de su casa y a las que despedía con un simple adiós y una pícara sonrisa.
Ni tan siquiera se arrepentía de las oportunidades que había dejado pasar, ni de móviles perdidos, ni de renunciar a tener sus correos electrónicos. Tampoco lo hacía cuando olvidaba sus nombres y perdía las señales que le dejaban. Sólo le quedaban fotos y le eran suficientes para matar el tiempo en búsquedas inútiles.
Estaba bien consigo mismo. Y pensó que, al final, eso era lo único importante. Pensó que en realidad era lo único que quería, aunque siguiera perdiendo el tiempo en búsquedas inútiles.
Kip.
PD: De Kip: "Eso era lo único importante".
Ni tan siquiera se arrepentía de las oportunidades que había dejado pasar, ni de móviles perdidos, ni de renunciar a tener sus correos electrónicos. Tampoco lo hacía cuando olvidaba sus nombres y perdía las señales que le dejaban. Sólo le quedaban fotos y le eran suficientes para matar el tiempo en búsquedas inútiles.
Estaba bien consigo mismo. Y pensó que, al final, eso era lo único importante. Pensó que en realidad era lo único que quería, aunque siguiera perdiendo el tiempo en búsquedas inútiles.
Kip.
PD: De Kip: "Eso era lo único importante".
Sigo sin ser capaz de percibir mucho happysmo en Kip...
ResponderEliminarEl happysmo no se percibe, y mucho menos se escribe... sólo se siente...
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